Cinco cosas que he aprendido del año 2020
El año 2020 ha sido único, distinto e inolvidable. Hemos experimentado eventos no vistos desde el siglo pasado. Terremotos, pandemias, incertidumbre económica y demás. Y ni pensar en el huracán María en el 2017 y las protestas del verano del 2019.
Este periodo ha generado muchas emociones. Entre ellas miedo, angustia, ansiedad, tristeza e incertidumbre. Las preocupaciones no han faltado. Recuerdo al principio de esta situación el miedo que causó en mi la posibilidad de infectarme con el covid19. No dormía bien, tenia pesadilla en donde mis familiares se contagiaban con la enfermedad. Había incertidumbre sobre la seguridad alimentaria, disponibilidad de servicios de salud, viabilidad económica, en fin, mil y una preocupaciones.
La otra cara de la moneda es que momentos como estos nos ayudan a tener una nueva perspectiva sobre las cosas y sobre la vida. De toda experiencia se aprende. Como decía Aldous Huxley (escritor inglés); “La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. ¿Qué he aprendido de esta experiencia? Dentro de ese análisis puedo decir que varias cosas.
- No necesitamos tantas cosas para vivir: Nuestra sociedad fomenta el “tener”. Muchas personas piensan que mientras mas tengas mejor. Este periodo demuestra lo contrario. El acumular cosas materiales no garantiza la felicidad ni la supervivencia. Durante este periodo de tiempo me di cuenta de que hay muchas cosas que no utilizamos a diario, que realmente no tienen un fin practico. De que vale esos 10 pares de zapatos cuando solo puedes utilizarlos una que otra vez. De que vale gastar tanto dinero en cosas que al final del día no te sirven para mucho.
- La vida va a las millas: Este periodo nos ha obligado a detenernos. En este paso lento me doy cuenta de que rápida es nuestra rutina. Todo es trabajar, producir, generar; para si pagar, tener y gastar. El dinero es necesario, no me tomen a mal. ¿Pero vale la pena sacrificar tanto para lograr tener cosas? ¿Tan rápido para qué? Desde entonces tomo tiempo para observar, escuchar y sentir el día. Disfrutar los momentos con mis hijos, cada sonrisa, cada mirada inocente, cada vez que me sacan por el techo.
- Somos bendecidos: Que fácil la teníamos. Podíamos salir a cualquier lugar, a cualquier hora. Somos bendecidos porque a pesar de la adversidad no ha faltado nada. Demos gracias a diario por todas las cosas que tenemos. Muchas veces lamentamos tanto lo que carecemos, que no vemos lo que tenemos.
- Faltan tantas cosas por hacer: Ante el riesgo de esta situación, me he dado cuenta de que faltan tantas cosas por hacer en esta vida. En ocasiones pensamos que nuestra estadía en este mundo es infinita, hasta que situaciones como la pandemia nos recuerda nuestra vulnerabilidad. ¿Entonces porque esperamos para hacer tantas cosas? Hoy estamos pero quien sabe si mañana no. Por eso es importante moverse a hacer las cosas que tienen pendientes. Vamos a tachar cosas de ese “bucket list”.
- La vida es bella: Que bello es vivir. Por mas reto que sea la vida, que lo es y siempre lo será, es un milagro estar vivo. Que rico es despertar cada mañana, mirar a los ojos a tus seres queridos, ver sus sonrisas, escucharlos, apretarlos, besarlos. Que linda es la vida, que lindo es vivir. A pesar de que la incertidumbre nuble nuestra visión del futuro, vivamos cada momento.
Los retos continuarán, esa es la realidad de la vida. Espero que estos retos nos hagan cada vez más fuertes y ayuden a contemplar las pequeñas bendiciones cotidianas.