Creo que mi muchacho está deprimido
“Doctor, creo que esta/e muchacha/o está deprimida/o”, me dice una madre con mirada de angustia. En su rostro se ve la preocupación de gran parte de los padres cuando sus hijos están pasando un momento difícil. “Pero no me di cuenta”, “ella se veía muy bien” dice de su hija/o de 16 años.
Cuando hablamos de depresión debemos verla con un trastorno que componen de varios síntomas en un periodo de dos semanas, no es solo sentir tristeza. La persona se siente triste la mayor parte del tiempo la mayoría de los días, sin energía, poca concentración, cambios en apetitos o patrón de sueño, aislamiento y culpa inapropiada. En casos severos se pueden identificar pensamientos de muerte, ideas suicidas y síntomas psicóticos.
“Pero ella/el no se pasa llorando todo el tiempo”, comenta la madre. La depresión en los niños y adolescentes puede verse distinta que en los adultos. En ocasiones no se presenta con llanto frecuente, idea que tenemos muchos sobre cómo se presenta una depresión “usual”. Cada caso es único. En algunos niños y adolescentes podemos observar irritabilidad, agresividad y aislamiento. Vemos como se aíslan, comienzan a bajar las notas, en ocasiones hasta a hablar de la muerte. A veces se tapan su cuerpo con camisas de manga larga o abrigos para esconder cortaduras. Niños más pequeños puede dejar de utilizar sus juguetes favoritos.
“¿Por qué no me di cuenta?” Muchas veces son capaces de esconder los síntomas, sobretodo si aún tienen buen desempeño académico e interactúan con sus amigos. En ocasiones los jóvenes no saben como describir sus emociones o no se atreven a hablar por temor a que los juzguen o invaliden sus sentimientos. Es importante cultivar la comunicación desde que son niños, así cultivamos a confianza con nuestros hijos. Quizás no nos digan todo los que les preocupa, pero, que se sientan en la confianza de dejarnos saber cuando no se sienten bien.
“Quizás son changuerías, cosas de adolescentes” Quizás algunas de las conductas se deba a cambios de la adolescencia; pero no debemos minimizar lo que sienten. Recordemos que cada persona interpreta y siente las cosas en formas distintas. El riesgo es que los síntomas y las consecuencias sean peores. La intervención a tiempo puede ayudar a una pronta recuperación. Deben buscar la ayuda profesional de un psiquiatra o psicólogo.
“Me la/lo van a poner como una “zombie”, dependiente de esas pastillas”. No todo paciente necesita el uso de medicinas ya que cada caso es único. Tras un proceso de evaluación el profesional recomendará un plan de tratamiento ajustado a las necesidades del paciente y su entorno. Muchos adolescentes responden muy bien a terapia psicológica (donde deben participar los padres o cuidadores primarios), pero otros necesitan terapia y medicina. Usualmente el uso de las medicinas es pasajero, de esa forma se ayuda a que el paciente tenga una mejor oportunidad a una pronta recuperación.
“Pero esas medicinas tienen efectos adversos severos”. Toda medicina tiene el potencial de causar efectos adversos, es una realidad. El psiquiatra tomara en consideración las necesidades del paciente, balanceando los riesgos y beneficios del tratamiento. Les proveerá información necesaria para que tome una decisión informada. Un listado de posibles efectos adversos usualmente es largo ya que las agencias reguladoras exigen que sea de esa forma. Los efectos adversos más comunes son menos. Le invito a que busque los efectos adversos de analgésicos que utilizamos frecuentemente para el dolor de cabeza. No le podemos garantizar que la medicina no cause algún efecto adverso. Por eso habrá monitoreo a la condición del paciente.
“¿Por cuanto tiempo tendrá que usar esas pastillas?” Eso varía por caso. Una prueba usual es de aproximadamente 6 meses a 1 año.
“Ay Dios, qué dirá la gente”. Uno de los grandes retos que enfrentan las personas que padecen de salud mental es el estigma. A pesar de que se han logrado grandes avances en el campo de la salud mental, aún muchas personas no se atreven a buscar la ayuda necesaria a pesar de que se estima que casi una cuarta parte de los adolescentes padecen de algún trastorno de salud mental. Un agravante es que en estas edades son los adultos que usualmente tienen que ayudar a sus hijos a buscar ayuda.
¿Pero se va a mejorar? Los adolescentes tienden a responden bien al tratamiento siempre y cuando se sea consistente, y se establezca una buena alianza terapéutica. Puede que sea un camino complejo pero hay que darle la oportunidad de recuperación y tratamiento a su hijo/a. Usualmente las cosas mejoran. La evidencia científica sugiere que la combinación de terapia y medicinas es lo que mejor funciona para una depresión severa.
En resumen, los trastornos como la depresión mayor son reales. Si identificas estos síntomas en tu hijo/hija o algún ser querido es recomendado buscar una evaluación por algún profesional de la salud mental. La línea PAS (1-800-981-0023) está disponible 24/7 para proveer sesión de desahogo, consejería en crisis y apoyo emocional, entre otros servicios. De tener alguna emergencia donde la vida de usted o un ser querido esté en riesgo, llame al 911.
Autor: Dr. Mario R. González Torres MD