La historia de Phillip el Inquieto
¿Qué piensas cuando te hablan del trastorno de déficit de atención hiperactividad? La mayoría de las personas se imaginan a un niño de escuela primaria que no se queda quieto, quien aparenta tener un motor por dentro, habla mucho y toca todo. Quiero compartir con ustedes una historia creada en el 1844 por Heinrich Hoffmann quién fue un médico alemán. En la historia de Phillip el Inquieto describe lo que parecería el caso de un niño quién cumple con muchas de las características que vemos en el TDAH.
La historia de Phillip el Inquieto
“Déjame ver si Philip puede
Sea un pequeño caballero;
Déjame ver si es capaz
Sentarse quieto por una vez a la mesa”:
Así le pidió papá a Phil que se comportara;
Y mamá parecía muy grave.
Pero el inquieto Phil,
Él no se quedará quieto;
Él se retuerce,
Y se ríe,
Y entonces, declaro,
Se balancea hacia adelante y hacia atrás,
E inclina su silla,
Al igual que cualquier caballito balancín—
“¡Philip! ¡Me estoy enfadando!”
Ver al niño travieso e inquieto
Creciendo aún más grosero y salvaje,
Hasta que su silla se cae bastante.
Philip grita con todas sus fuerzas,
Atrapa la tela, pero luego
Eso empeora las cosas de nuevo.
Abajo sobre el suelo caen,
Vasos, platos, cuchillos, tenedores y todo.
Cómo mamá se inquietaba y fruncía el ceño,
¡Cuando los vio derrumbarse!
¡Y papá puso esa cara!
Philip está en una triste desgracia.
¿Dónde está Philip, dónde está?
¡Bastante tapado, ya ves!
Ropa y todo yacen sobre él;
Él ha derribado todo sobre él.
¡Qué terrible hacer!
¡Platos, vasos, partidos en dos!
¡Aquí un cuchillo y allá un tenedor!
Philip, este es un trabajo cruel.
Mesa toda tan pelada, y ¡ah!
Pobre papá y pobre mamá
Mira bastante enojado, y me pregunto cómo
Ellos tendrán su cena ahora.
Lo que se describe en esta historia se interpreta como una descripción temprana de un niño que podría padecer de TDAH. Identificamos varios síntomas relacionados a la condición como su incapacidad de quedarse quieto en lugares, movimiento constante, aparenta no escuchar cuando le hablan y hasta hiperactividad motora que hace que el niño se caiga de la silla. También observamos el efecto que estos síntomas pueden tener en los adultos y cuidadores primarios. Vemos que estas conductas pueden ser difíciles de manejar por los adultos. La historia es muy corta y carece de datos específicos que nos ayuden a confirmar que el pequeño Phillip cumple con los criterios diagnósticos de TDAH, pero, a pesar de ello, esta historia se ha convertido en una alegoría para la condición.
Referencias:
Hoffmann H (1948) Der Struwwelpeter. Oder lustige Geschichten und drollige Bilder fu¨ r Kinder von 3 bis 6 Jahren. Frankfurter
Originalausgabe, Loewes, Stuttgart
Lange et al (2010) The history of attention deficit hyperactivity disorder, ADHD Atten Def Hyp Disord (2010) 2:241–255