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Breve historia del diagnóstico de TDAH

Breve historia del diagnóstico de TDAH

Se estima que un 2.2% de la población mundial padece del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Su prevalencia varía entre los países del mundo.  En los Estados Unidos de América hasta un 8.1% de los niños y adolescentes, y 5.2% de los adultos vivimos con esta condición.

Veo y he vivido los efectos que causa esta condición en nuestras actividades del diario vivir. Los síntomas relacionados a inatención, hiperactividad e impulsividad pueden causar dificultades en lo social, laboral, académico y muchos otros aspectos de nuestras vidas. A pesar de que se piensa que es un trastorno que ocurren en los niños y adolescentes, la realidad es que el TDAH es una condición crónica y persistente. También ocurre en la adultez.

La visión y los conceptos que tenemos actualmente para diagnosticarlo son relativamente recientes. La gran parte de ellos se ha definido en las pasadas décadas, pero podemos trazar los inicios de la historia del TDAH a finales del siglo 18.

La primera descripción de síntomas de inatención se identifica en el 1798 por Sir Alexander Crichton, quien era un médico escocés. Dentro de sus observaciones señala que la persona nace con esta sintomatología, que se observa en etapas tempranas del desarrollo y los síntomas pueden interferir con la educación. A pesar de que lo describe como parte de otra condición, es la primera vez que se identifica este tipo de sintomatología en la literatura médica.

En los 1800’s hay otras menciones de sintomatología parecida a TDAH como la historia de Phil el nervioso (Fidgety Phil), pero lo que se describe como el comienzo de la historia científica del TDAH ocurre en el 1902. Sir George Frederic Still, fue un pediatra británico quien dedico su carrera a estudiar las enfermedades de la niñez, describe lo que llamó, “condiciones que afectan el control moral en los niños”. Still definió control moral como, “el control de una acción en conformidad con la idea del bien común”. Comparte sus observaciones de 20 niños (15 varones y 5 féminas), dónde identifica lo que se podría describir en términos actuales como conducta negativista, impulsividad, envidia, y otras conductas externalizantes. Estas conductas no van necesariamente a la par con todas las características que asociamos con TDAH, pero fue la primera persona que las cataloga como síntomas independientes, no causadas por otros trastornos como por ejemplo discapacidad intelectual o condiciones neurológicas. Gracias a esta aportación se sienta la base para categoría de trastornos de salud mental específicos a “desviación infantil”.

En los 1930 ocurren dos cosas importantes dentro de la historia del TDAH. En 1932 se describe lo que se le llamó como el trastorno hipercinético de la infancia en donde Franz Kramer y Hans Pollnow identifican de una forma más clara la sintomatología clásica de este trastorno. Ellos describieron casos en donde había niños con una actividad motora excesiva, que no podían estar quietos trepando muebles preferiblemente altos y que no toleraban bien la dirección. En adición a describir hiperactividad e atención también son capaces de identificar poca regulación emocional y separan estas características de otras condiciones de salud.

Unos años más tardes, en el 1937, Charles Bradley reporta efectos positivos de los estimulantes en niños con algunos trastornos de salud mental. Bradley era el director médico de una institución en Rhode Island donde brindaban servicios de salud a niños con distintas condiciones neurológicas, entre ellas condiciones de salud mental. Utiliza un estimulante llamado Benzedrine (anfetamina) para tratar el dolor de cabeza que era un efecto secundario a lo que se llamaba un neumoencefalograma. Esto es un procedimiento médico antiguo donde se intentaba examinar las anomalías estructurales del cerebro drenando en líquido cefalorraquídeo de la persona es reemplazar el mismo con oxígeno o helio con la intención de observar mejor las estructuras del cerebro en radiografías. Esta medicina no ayudó a controlar el dolor de cabeza, si ayudo a que algunos de los pacientes tuvieran mejores resultados académicos y de conducta. Partiendo de esto comienza a hacer estudios observa que los pacientes que mejor responden a este tipo de tratamiento fueron los intentos, hiperactivos e impulsivos.

En 1947 un químico de nombre Leandro Panizzon crea el compuesto de Methylphenidate. Este se ha convertido en el tratamiento farmacológico de primera línea para el TADH. In dato curioso es que el nombre de marca, Ritalin es en honor a la esposa del químico quien se llamaba Margarita. Éste compuesto se comienza a mercadear para tratar un sin número de síntomas tales como cansancio, poca concentración, apatía, entre otros. A pesar de esto su mayor beneficio fue para tratar los síntomas asociados a inatención e hiperactividad.

A medida que pasaron los años también se pensó que la sintomatología asociada al trastorno de déficit de atención hiperactividad todavía a daños en el cerebro. No fue hasta que se desarrollaron técnicas certeras de imágenes que se desmiente esta forma de pensar la condición.

En el 1968 se publica la segunda versión del manual de diagnóstico y estadísticas (DSM II por sus siglas en inglés) la cual es una guía que ayuda a diagnosticar trastornos de salud mental. Aquí se añade lo que se llamó reacción hipercinética de la niñez y su descripción sólo tenía dos oraciones: “El trastorno se caracteriza por hiperactividad inquietud, distracción y capacidad corta de atención especialmente en niños pequeños; el comportamiento por lo general disminuye la adolescencia”.

En la tercera edición DSM (III) publicada en 1980 se cambia el diagnóstico a trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad. Ya que desde los setenta el enfoque del trastorno se movió más hacia la inatención. La postura fue que la hiperactividad no era un criterio diagnóstico esencial y que el síndrome podría ocurrir con o sin hiperactividad. Esta postura se debatió desde el principio ya que la decisión de excluir la hiperactividad se tomó sin evidencia empírica. Por tal razón en la revisión del DSM III -R publicada en el 1987 finalmente se describe como trastorno de déficit de atención e hiperactividad.  Aquí se incluyen síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad y que el diagnóstico puede ser predominantemente inatento, pero dominantemente hiperactivo o de tipo combinados. La importancia de este cambio ha sido validada por los avances en la investigación científica.

En las últimas ediciones del DSM (DSM IV y V) se han hecho ajustes para ayudar a identificar esas personas que parecen la condición y no fueron identificadas durante etapas tempranas del desarrollo. Se ha aumentado la edad mínima en la que se pueden identificar presencia de los síntomas (12 años) y se reduce la cantidad de síntomas que tienen que estar presente si el paciente es mayor de 17 años (6 a 5).

Quien sabrá cuales otros cambios se hagan a medida que continuemos aprendiendo sobre este diagnóstico gracias a nueva evidencia científica y tecnología. Vemos que el TDAH no es algo nuevo, lo bueno es que se ha creado conciencia sobre su presencia y los efectos que puede tener en nuestras vidas.

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